lunes, 28 de diciembre de 2009

El aire es el paisaje donde flotan nuestras fantasías...



Decidí morir, recluirme en mi mismo, en mi cueva y no salí al exterior durante mucho tiempo. Mucho. Así, entre el dolor más profundo y la pena impertinente, he necesitado el silencio de la soledad absoluta para ver las cosas con perspectiva. A veces necesitamos hibernar. Estar un tiempo recluidos en una especie de burbuja invisible, y solos.
Hasta que soñé con el sonido del viento mil noches. Viento intenso. Brisa sana y pura que oxigenó mis pulmones y sobre todo mi alma. Porque soñar el sonido del viento, y no sé dónde lo leí, simboliza la fuerza de la vida, la energía y el vigor. El sonido de buenos vientos anuncia cambios. Porque que el aire es el paisaje donde flotan nuestras fantasías. Hoy soplan buenos vientos y el cielo me sonrie. Las nubes vuelven a acariciar mi manto de ilusiones. Porque siempre hay una nueva oportunidad para volver a amar,  para volver a confiar y para volver a querer. Estoy de vuelta otra vez. Poco a poco.

El otro día pensaba que me encanta cuando alguien me dice de la forma más natural posible...te echo de menos...y se nota quizás por el tono de la voz, o por la urgencia de la mirada...que lo dice de verdad. He vuelto a creer y a tener cariño genuino que me rodea y me llena de alegría. Espero que dure. Porque me hace feliz.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Para toda la vida



Cuando era pequeño me encantabar ir a casa de mis abuelos. Era divertido pero sobretodo era algo especial. Porque en aquella casa siempre pasaban “cosas”. Juegos, conversas intensas, historias de épocas pasadas…todo tipo de actividades maravillosamente orquestadas por ellos, que hacía que todo pasase y todo fuese posible.
En aquella época no hubiera podido decir por qué me fascinaban tanto aquellas visitas. Pero ahora, con la perspectiva del tiempo, sé exactamente las respuestas: mis abuelos eran personas enormemente contagiosas. Nos contagiaban su energía, su alegría, su pasión por la vida.
Mis abuelos –fuentes inagotables de contagio positivo- nos dejaron ya hace algunos años. No se si ellos eran conscientes de lo que contagiaban, pero lo hacían con generosidad, cada día de su vida. De acuerdo a mi experiencia me atrevo a sugerir que si experimentan en sus vidas un contagio constante, incansable, un contagio de “lluvia fina” como el de mis abuelos, el efecto queda para siempre, para toda la vida.

No hay periodismo sin pasión


Un periodista es un curioso impenitente que maneja el idioma con destreza. Es capaz de descubrir noticias donde los demás ven normalidad, pero además lo sabe contar con veracidad y pasión. Los periodistas relatan historias reales protagonizadas por personas de carne y hueso. Con nombres y apellidos.
Un buen periodista no es aquel que domina unas técnicas o destrezas más o menos mecánicas, sino quien sabe mirar, escuchar, pensar y además es capaz de expresar aquello que ha mirado, escuchado y pensado.
Además deben tener intuición, gran determinación y cualidades investigativas acerca de los temas que les interesan y también sobre los que saben poco.
El periodista es un profesional que identifica fuentes, extrae información, procesa contenidos y los publica. Destina una buena parte de sus energías a interactuar con sus lectores o telespectadores. La principal frustración de un periodista es que el público no lea o vea su historia.
Para tener éxito en periodismo hay que tener sentido del humor, perseverancia y confianza en sí mismo, actitud positiva y una mentalidad ganadora.
No hay periodismo sin pasión.

Cambiar de vida...¿a nuestro alcance?


Cansados y agobiados en nuestro trabajo, o temerosos de perderlo en plena crisis, muchos de nosotros hemos sentido en algún momento la necesidad de cambiar de vida. Pero pocas veces creemos que podamos hacerlo, y nos limitamos a esperar.
Somos responsables de nuestras propias vidas. Nuestra conducta es una función de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones.
Cambiar de vida supone ser capaces de “mirarse por dentro” y revisar todos aquellos aspectos que no nos funcionan y que nos generan insatisfacción. Supone ser capaces de reordenar todas las piezas para construir un nuevo guión del que nos sintamos responsables y con el que queramos comprometernos.
Tenemos que identificar nuestros sueños. No inventarlos, sino que detectarlos para descubrir nuestra misión en la vida. La verdad es que lo que más importa está enterrado bajo capas de problemas apremiantes y preocupaciones inmediatas. Porque muchas veces buscamos la felicidad en lugares equivocados. Mi experiencia me dice que cuando conquistas tu miedo, conquistas tu vida.