martes, 25 de septiembre de 2012

Futuro cómplice

La distancia no me deja abrazarte con fuerza y gritarle al mundo que te amo. Amo tu generosidad. Demostración diaria de tu incondicionalidad. Amo cada segundo de nuestros días. Sencilla expresión de nuestra devoción mutua. Privilegio máximo de nuestros sentidos. Amo contemplarte. Deternerme en el tiempo, sin urgencias, ni prisas, ni imprevistos, sólo para asombrarme y emocionarme descubriéndote en el silencio profundo de la sorpresa diaria. Te amo. Y esta frase no es casualidad. Es una frase responsable y contundente. Noble y exigente. Emocionantemente comprometida con la felicidad, con la lealtad y con un futuro cómplice y eterno.