sábado, 10 de julio de 2010

Sobre tácticas y estrategias (Discurso ceremonia graduación Master, Aula Magna Universidad de Navarra)

Antes de llegar a esta prestigiosa universidad lo único que había leído sobre tácticas o estrategias, había sido un poema de Mario Benedetti que lleva ese título. Un poeta que me ha acompañado a lo largo de la vida siendo una permanente inspiración.
Con seguridad cada uno de nosotros recordamos el momento en que decidimos dejar la comodidad de nuestras casas para venir a Pamplona a realizar el máster pensando, quizás, en seguir creciendo profesionalmente en la universidad privada más prestigiosa de este país.
No somos los mismos que llegamos tímidamente en septiembre al edificio de la facultad de comunicaciones, con nuestras mochilas cargadas de espontáneos sueños, dispuestos a aceptar el enorme desafío de enfrentarnos a las exigencias académicas y a las dificultades propias de vivir, muchos de nosotros, a tantos kilómetros de distancia de los nuestros. No quiero dejar de agradecer la gentileza, amabilidad y siempre buena disposición de la universidad, para escuchar nuestras inquietudes, nuestros aportes y buscar una solución a nuestras necesidades. Pero especialmente quiero agradecer a nuestros anfitriones españoles del curso, Lina, Mikel y mi gran amigo Jaime. Gracias por vuestra generosidad, ayuda y sincero aprecio.
Como les decía, entramos en septiembre en una fascinante carrera intelectual en la que no cabían las detenciones, ni siquiera una tregua en el camino.
Mientras escribía estas líneas pensaba que siempre hay gente que viaja para coleccionar sitios, sellos en el pasaporte, postales, miles de fotos digitales y poco más. Otros simplemente viajamos para experimentar sensaciones, emociones, porque lo peor que nos puede suceder en un viaje es que no pase nada. Porque viajar, queridos amigos, es explorar y sorprenderse, es encontrar y es aprender…viajar es descubrir cosas, empezando por uno mismo…
Llegué, al igual que ustedes con muchísimas preguntas, y tal vez por eso me dejé llevar por el asombro a través de la lectura, del estudio profundo, de las largas tertulias, de los miles de casos analizados en grupo o de manera individual. Nos dejamos llevar por el sorprendente camino del trabajo bien logrado, del rigor, de la metodología, de la excelencia.
Hoy salimos al mundo a iluminar y a motivar. La motivación, está constituida por todos los factores capaces de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo. Y nuestro objetivo es traspasar a las empresas donde nos corresponda trabajar, todos nuestros conocimientos, habilidades y destrezas, estampando nuestra huella y nuestro sello, para ayudar a convertir a esa institución en una organización de excelencia, sólida y confiable. Así lo expresaba San José María Escrivá de Balaguer, fundador de esta universidad, en una homilía pronunciada el año 66’ donde decía: “Al realizar cada uno vuestro trabajo, al ejercer vuestra profesión en la sociedad, podéis y debéis convertir vuestra ocupación en una tarea de servicio”.
Las compañías donde trabajemos esperarán de nosotros entusiasmo y una guía firme para generar confianzas, para crear espíritu de unidad, claro, efectivo y sin límites. Esperarán que ofrezcamos pistas eficaces, enérgicas y bien informadas de la carta de navegación a seguir. Debemos transformarnos en espíritus inquietos, osados, con valor y coraje. Debemos convertirnos en un faro que ilumine la compleja navegación de los buques que nos corresponda dirigir, con ideas innovadoras, con creatividad, con cohesión y consistencia, para enfrentar las turbulentas y amenazadoras aguas en que se navega actualmente.
No hay actividad o profesión más apasionante que el periodismo y las comunicaciones. Ninguna que haga vivir tanto la vida como una permanente e intensa aventura, que exponga a quien lo ejerce a tantas experiencias sobre la condición humana y sus infinitas manifestaciones y expresiones, y que enseñe mejor y de manera tan auténtica, efectiva y real, las grandezas y miserias de la historia que se va escribiendo, que vamos escribiendo.
Han sido tantos los maestros que han dejado una impronta, una huella significativa en nuestras vidas en este tiempo. Recordaremos para siempre las clases de estrategia cuando hablábamos de conflictos, de flancos, de tácticas, de planes, de enemigos y de amenazas, de decisiones estratégicas. Terminábamos todos creyendo que nuestros escritorios eran verdaderas trincheras y que el enemigo sigiloso acechaba el aula del máster. Aprendimos que la guerra en una empresa que no se juega en las escaramuzas pequeñas, de pasillo, de petit comité, sino en un tablero mucho más amplio en el que cada uno de nosotros, como futuros directivos, debemos jugar un rol protagónico y trascendental.
Aprendimos también que el éxito en el trabajo en equipo se basa en las habilidades técnicas y en el conocimiento, pero por sobre todo en las habilidades personales e interpersonales. El desafío entonces está en desarrollar equipos humanos valiosos, valientes, honestos, responsables, innovadores y capacitados. El reto está en liderar e influir en esos grupos con creatividad y apoyarlos con entusiasmo en el logro de objetivos comunes. Necesitamos transformarnos en ejemplo para nuestros futuros compañeros y transmitir por medio de nuestras acciones y palabras, que nos movemos en este mundo por aspiraciones más significativas y nobles, por motivos trascendentes. Debemos generar admiración y respeto. Debemos atraer, cautivar y seducir con nuestras ideas, con nuestras formas, con nuestro estilo de permanente servicio a los demás. Debemos, en definitiva, convertirnos en líderes positivos en cada lugar donde sigamos nuestras carreras profesionales, impulsando siempre experiencias desafiantes que abran nuevos horizontes a las personas que trabajen con nosotros, permitiendo oportunidades de desarrollo personal hacia una mayor integridad, hacia una mirada emprendedora y apasionada por los nuevos desafíos.
Lo único que yo de verdad lamento dejar aquí en Pamplona, son los recuerdos de este tiempo vivido intensamente, que sin saber por qué ni cómo se amontonarán desordenadamente en nuestras memorias y en los corazones. No se dónde leí, pero me hizo mucho sentido: ¿para qué esforzarnos en recordar, cuando si de verdad algo sucedido importa, encontrará su manera de hacerse notar en el tiempo? Parte de nuestro equipaje de mano que llevamos a donde cada uno va, lo forman recuerdos fragmentados de las experiencias vividas en Pamplona y en las empresas donde realizamos nuestras prácticas, en esta universidad, entre nosotros y en nuestro espacio más íntimo.
Queridos amigos, es tiempo de renovar nuestras esperanzas, sueños e ilusiones, y fortalecer nuestras apuestas estratégicas para la vida. Intentemos reforzar el compromiso con el futuro, con nuestro futuro, encarándolo, enfrentándolo y desafiándolo con empeño, ambición y confianza, que nos permitan ayudar a construir un mundo más solidario, un mundo con más oportunidades, un mundo responsable, con más esperanzas…un mundo mejor.
Mi táctica es ser franco, mirar y aprender, tal como lo decía Benedetti en su poema…aprender de los errores, aprender de las personas, aprender de los ejemplos, aprender de las acciones, de los gestos, de los silencios, de las miradas. Aprender de Dios.
Mi estrategia es más profunda y más simple, mi estrategia es ser feliz…
¿Cuál es la de ustedes?

Muchas gracias.

Roberto Cabezas Ríos
Pamplona, España, 30 de Julio de 2010

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